Quería plantearos una reflexión de cómo vivíamos nuestro cristianismo en el mundo. Y es que:
- Cuidamos más llegar puntuales al partido de fútbol o pádel que llegar puntuales a la misa de entre semana o el domingo.
- Cuidamos más tener planeado que vamos a hacer el fin de semana a qué le vamos a ofrecer al Señor.
- Cuidamos hablar con nuestro amigo o amiga por teléfono sin mirar el tiempo. Pero cuanto menos tiempo estemos en la iglesia y antes salgamos de la misa mejor.
- Cuidamos nuestro aspecto para salir de fiesta. Pero no lo cuidamos para estar delante del más importante que es Dios.
En definitiva, nuestra tendencia siempre es mirarnos a nosotros mismos siendo egoístas y le quitamos el puesto a Dios. Le dejamos con las manos atadas. Su gracia no puede actuar en nosotros. Y sin la gracia de Dios no podemos hacer nada bueno.
Te animo a que le pongas mimo a las cosas que Dios te pide en tu día día y que busques siempre olvidarte de ti mismo, para amar a los demás como Dios te ama, de forma incondicional.
Hagamos el bien, pero no nos olvidemos de ser buenos para mayor gloria de Dios.