Quiero invitaros a todos a que vayáis a confesaros. ¿Qué? ¿Cómo? Ya sé que muchos de vosotros hace mucho que no os confesáis y pasáis de esos rollos de hablar con curas, que ya lo hacéis por vuestra cuenta directamente con Dios.
¡No hombre no! Que la forma que dice la Iglesia católica es donde y como te vas a encontrar con el perdón de Dios, con la alegría, con la felicidad de sentirte liberado de las cargas que llevas acumulando tanto y tanto tiempo y tantas y tantas cosas que te hacen estar triste, apagado.
3 razones del gran valor y de la trascendencia de este sacramento
- Es el medio ordinario para que se nos perdonen los pecados cometidos después del Bautismo
- Imprescindible para poderse acercar a recibir la Eucaristía de forma lícita y fructífera, si se han cometido pecados graves.
- Responde a la voluntad expresa del Señor, que dijo en la tarde del día de su Resurrección a los Apóstoles: “A quienes perdonéis los pecados, les quedarán perdonados; a quienes se los retengáis, quedarán retenidos” – Juan 20, 23
¿No sabes por qué vives infeliz?
¿Te cuesta tener un día normal desde hace… puf, ni se sabe? Ve corriendo al sacramento de la alegría, la fiesta del perdón. Si tú no te perdonas, Dios sí que lo hace. Sé valiente. Te garantizo que vas a salir de otra manera.
3 consejos para preparar una bueba confesión:
- Nuestra relación con Dios.
- Nuestra relación con los demás.
- Y nuestra relación con nosotros mismos.
Revisa bien estos tres puntos y te darás cuenta rápidamente de todo en lo que has metido la pata. Eh, que yo meto la pata, que yo soy igual de pecador que tú o más.
¿Qué cosas has hecho mal o qué cosas buenas has dejado de hacer? ¿De pensamiento o de obra, de palabra? Comienza por ahí, no tengas miedo. Lánzate a cambiar tu vida.
Recibir el perdón de Dios, si no lo has recibido nunca, es de las cosas más grandes que vas a vivir.
Si no te lo crees, te reto a que lo hagas. Nada pierdes, al revés, tú ganarás y nada gano yo, bueno sí, que te veré feliz a ti y a Dios.
[…] 1. Preparación para el sacramento de la alegría, el sacramento de la confesión […]