En el verano de 2021 hice el Camino de Santiago con un grupo de jóvenes universitarios ejemplares en muchos aspectos. En este artículo (y en el vídeo) os cuento mi aprendizaje y las gracias que Dios me ha regalado.
Primeramente decir que no soy muy fan de las peregrinaciones, soy bastante casero y eso hace que me cueste bastante salir. Además, tengo la rodilla al pachucha y me daba algo de miedo caminar tanto, pero al final, con los palos de trekking y una preparación decente pude completar los 138 km en 7 jornadas de camino.
Me gustó mucho ir con un grupo tan joven y tan grande, casi 60 personas, contando con dos sacerdotes, 5 seminaristas y un diácono. Me considero el más raro del grupo, porque era un laico igual que los chicos pero que les sacaba más de 10 años a todos.
Es estremecedor ver como hoy en día, los hábitos de los jóvenes les llevan a sufrir tanto tantísimo
– Enriquísimo Tv
Tres enseñanzas del Camino de Santiago
- Por mi reciente conversión y bautismo a la Iglesia Católica he sido bastante “protagonista” en muchos lugares. Y sabéis qué, Dios ha querido que en esta peregrinación los verdaderos protagonistas fueran los jóvenes. Así fue, pero totalmente, sin lugar a dudas. Dios me pidió que me mantuviera en segundo plano por mucho que me costase y en cierto modo fue humillante, pero supe aceptarlo rápido. De esto me di cuenta el segundo día de camino. Y una cosa muy curiosa es que la noche anterior, escribí en mi cuaderno, una oración que dice textualmente: “No sé si aguantaré, pero yo no soy el que tengo que sobresalir. Es Cristo. Concédeme esto Espíritu Santo” ¡Pum! Y tanto que me lo concedió. ¡BRUTAL!
- Otra enseñanza que aprendí muy importante es que a pesar de que era un grupo de jóvenes católicos muy ejemplares, sigue faltando alguien que les exija, alguien que de verdad se preocupe por ellos y por su futuro, por su santidad. Son jóvenes con un potencial increíble, que van a tener bajo su responsabilidad a sus hijos, mujeres y maridos, parroquias… En muchos lugares hay gente mediocre y es nuestra responsabilidad educarlos primero con el ejemplo, con los actos y después con la palabra. Si a un joven le exiges poco no te da nada, pero si le exiges mucho te da todo.
- Y la última enseñanza importante para mí fue el saber que no hace falta vivir 40, 50 o 60 años para estar lleno de heridas. Muchos jóvenes andan por la vida fingiendo que todo va genial, que su vida es perfecta y que hay que disfrutar de todo. Pero en realidad, cuando se abren a ti ves la cantidad de heridas que arrastran gente tan joven, con 19/20 años. Es estremecedor ver como hoy en día, los hábitos de los jóvenes les llevan a sufrir tanto tantísimo. Vivencias que les marcan de por vida, que les bloquean, les hacen llenarse de miedo, de dudas… Y muchos no saben que es Cristo el que ya ha erradicado todo eso. Que no debemos tener miedo, que debemos tener fe y confiar nuestra vida entera a Él, porque es el único que puede reparar un corazón completamente destrozado.
Y muchas cosas más que he aprendido que las reservo para mí. Aunque a nivel físico estoy sorprendido cómo he aguantado las 7 etapas y los 138 km caminados. Muy feliz por ello, pero también con muchos propósitos y peticiones que le dejé al Apóstol Santiago al visitar su sepulcro, y un corazón más abierto hacia los jóvenes, porque ellos son el futuro de la Iglesia.
Si habéis hecho el Camino de Santiago, escribidme porfa en los comentarios vuestra experiencia, seguro que es apasionante leeros.