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Cómo vivir el Cónclave con fe, esperanza y sentido común

En estos días previos al Cónclave, la actitud fundamental de la Iglesia debe ser la de oración confiada. Lo expresó así el cardenal Giovanni Battista Re, Decano del CEn estos días previos al Cónclave, la actitud fundamental de la Iglesia debe ser la de oración confiada. Así lo expresó el cardenal Giovanni Battista Re, Decano del Colegio Cardenalicio. En este contexto, muchos se preguntan cómo vivir el Cónclave con fe, esperanza y sentido común, manteniendo el corazón unido a la Iglesia y abierto a la acción del Espíritu Santo:

“Toda la Iglesia, unida a nosotros en la oración, invoca constantemente la gracia del Espíritu Santo, para que sea elegido por nosotros un digno Pastor de todo el rebaño de Cristo”.

Un tiempo para la oración y la unidad

En medio del ruido mediático y de tantas opiniones encontradas, es crucial no dejarnos confundir ni dividir. La elección del nuevo Papa no es una cuestión de partidos, ni de ideologías. Es un acontecimiento profundamente espiritual, que debe vivirse con el corazón de la Iglesia: todos a una, con unidad y esperanza.

El papel del Espíritu Santo en la vida de la Iglesia

Como recuerda el Catecismo de la Iglesia Católica en el punto 688, es en la Iglesia, como comunión viva en la fe de los Apóstoles, donde conocemos al Espíritu Santo:

– en las Escrituras que Él ha inspirado;
– en la Tradición, de la cual los Padres de la Iglesia son testigos;
– en el Magisterio, al que Él asiste;
– en la liturgia sacramental;
– en la oración;
– en los carismas y ministerios;
– en la vida apostólica y misionera;
– en el testimonio de los santos.

El Espíritu, del hebreo Ruah (soplo, aire, viento), es ese Soplo divino que transforma sin hacer ruido. Jesús lo explicó con la imagen del viento a Nicodemo (cf. Jn 3, 5-8). El Espíritu sigue hablando hoy, a menudo en lo oculto y lo sencillo, como una brisa que lo cambia todo.

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Qué es el Cónclave y cuál es su origen

El Cónclave es el proceso por el cual se elige a un nuevo Papa. La palabra proviene del latín cum clave (“con llave”), ya que los cardenales se encierran sin contacto con el exterior hasta alcanzar un acuerdo.

Este sistema fue instaurado oficialmente en 1274, durante el Concilio de Lyon II, después de que un cónclave se alargara casi tres años por falta de consenso. El primer Papa elegido mediante este procedimiento fue Celestino IV en 1241, tras una elección extremadamente tensa y enclaustrada.

De hecho, los cardenales fueron encerrados por el senado y el pueblo romano hasta que llegaran a un acuerdo. Las condiciones eran tan duras que uno murió durante el proceso. Celestino IV fue elegido finalmente, aunque su pontificado duró apenas 17 días.

¿Cuándo se convoca un Cónclave?

Un Cónclave se convoca cuando la Sede Apostólica queda vacante, ya sea por fallecimiento o por renuncia del Papa. En esta ocasión, tras la muerte del Papa Francisco el 21 de abril de 2025, se ha convocado el Cónclave para el 7 de mayo en la Capilla Sixtina.

¿Quiénes participan?

Solo los cardenales menores de 80 años participan como electores. Para este Cónclave se espera la presencia de 134 cardenales de 71 países diferentes.

¿Cómo se desarrolla el Cónclave?

Los cardenales se alojan en la Casa de Santa Marta y se trasladan a la Capilla Sixtina para las votaciones. El aislamiento es total: sin móviles, sin internet, sin prensa. Antes de comenzar, se celebra la Misa “Pro eligendo Pontifice” para invocar al Espíritu Santo.

Cada cardenal jura guardar secreto absoluto sobre el proceso. Se realizan hasta cuatro votaciones diarias (dos por la mañana y dos por la tarde), y un candidato necesita una mayoría de dos tercios para ser elegido.

Tras cada votación, se queman las papeletas:

  • Si no hay Papa, se añade paja húmeda: fumata negra.
  • Si hay nuevo Papa, se queman solo las papeletas: fumata blanca.

El humo sale por la chimenea de la Capilla Sixtina, ante la mirada expectante de fieles y medios de comunicación.

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¿Cuánto dura un Cónclave?

Depende. Algunos han durado solo un día; otros, semanas. En este caso, se espera que la elección tenga lugar entre el 8 y el 9 de mayo de 2025.

Lo especial del Cónclave de 2025

El Cónclave de 2025 destaca por su diversidad geográfica y porque el 80% de los electores fueron nombrados por el Papa Francisco. Esto podría favorecer la continuidad de su legado pastoral y misionero.

¿Qué pasa después de la elección?

Una vez elegido, el nuevo Papa:

  • Acepta su elección.
  • Elige su nombre papal.
  • Recibe el acto de obediencia de los cardenales.
  • Es presentado al mundo con el anuncio “Habemus Papam”.
  • Imparte la bendición “Urbi et Orbi” desde el balcón central de la Basílica de San Pedro.

Crítica a la película de ficción “Cónclave” de Edward Berger

En estos días ha salido la película Cónclave, una historia de ficción sobre la elección papal. Aunque entretenida, su final decepciona, y retrata a muchos obispos y cardenales de forma poco justa. Esto puede distorsionar la percepción pública de la jerarquía eclesial, formada en su mayoría por hombres de gran capacidad, entrega y experiencia.

No olvidemos que cuando se critica sin conocer, se pierde el respeto a quienes han dado su vida al servicio de la Iglesia. La caridad también se aplica a nuestro juicio.

Opinión: ¿cómo debemos vivir este Cónclave?

Uno de los errores más comunes es ver el Cónclave con las mismas gafas con las que se analiza la política o los medios. No lo es. Esto no va de estrategias de poder, va de obedecer al Espíritu Santo, que actúa en la historia de forma silenciosa pero poderosa.

Los cardenales que serán elegibles son hombres de trayectoria, sabiduría y profunda fe. Muchos tienen una preparación extraordinaria, pero sobre todo una entrega pastoral inmensa. Su vocación no es mandar, es servir.

Necesitamos un Papa con olor a oveja, como diría Francisco. Que entienda a la gente, que escuche al Espíritu, que ame a la Iglesia. Y debemos acompañar este proceso con oración, esperanza y sentido común.

Una invitación a vivir este tiempo con fe

Este no es un espectáculo. Es un momento santo. Nos toca a los católicos ser testigos sensatos y coherentes ante quienes nos rodean. Explicar lo que sucede con humildad y alegría.

Y cuando sea elegido el nuevo Papa, amémosle y valoremos su servicio. Porque no será un hombre elegido por azar, sino por la acción del mismo Dios. Aunque no nos entusiasme su aspecto o carisma al principio, confiemos.

No veamos este proceso con ojos terrenales. Sepamos leer con sobrenaturalidad los signos del Espíritu. Y como Iglesia, respondamos con fe, unidad y caridad.

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