En este breve artículo te voy a contar algo muy chulo en interesante para que puedas fardar en tu parroquia… bueno, tampoco para eso. Pero es importante saberlo para nosotros a nivel personal.
La contrición
La contrición, o arrepentimiento, es un dolor del alma y un rechazo de nuestros pecados, es un dolor que brota de haber ofendido a Dios. Que incluye la determinación de no volver a pecar.
A veces el arrepentimiento llega con un sentimiento intenso de dolor o vergüenza, que nos ayuda a enmendarnos.
Sin embargo, no es indispensable sentir ese tipo de dolor: lo importante es comprender que hemos obrado mal y sentir dolor por ello.
La contrición es el pórtico del arrepentimiento, es esa senda privilegiada que lleva al corazón de Dios, que nos acoge y nos ofrece otra oportunidad, siempre que nos abramos a la verdad de la penitencia y nos dejemos transformar por su misericordia.
– Papa Francisco
La atrición
El dolor de atrición se fundamenta en el temor: me duele el pecado porque merezco un castigo.
Es siempre mejor tener dolor de contrición, pero basta de hecho el de atrición, para que, si me confieso, se me perdonen los pecados.
Así de fácil, ¿verdad?