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Entrevista a Christian Huerta | Cómo amar a la Iglesia y al Papa Francisco

Mi inquietud por este tema surge de experiencias con personas cercanas, medios de comunicación y reflexión y discernimiento al respecto. Además, de haber podido tener el privilegio de haber tenido a Christian Huerta en mi canal de YouTube hablando sobre esto mismo. 

Solemos corregir o intentar hacer apostolado hacia afuera, hacia los no creyentes, pero a veces se nos puede olvidar las personas católicas que tenemos al lado, o que dicen serlo. Entre todos tenemos que darnos empujoncitos o empujonzotes.

Entrevista a Christian Huerta | Cómo amar a la Iglesia y al Papa Francisco

Siempre estamos a tiempo de auto corregirnos y corregir a otros, pero hay maneras de hacerlo que explicaré un poco hoy. Antes quiero exponer algunos textos que nos ayudarán a centrar los tiros y a empaparnos del tema en cuestión o podéis ver el vídeo con Christian que no tiene desperdicio.

Problemas con el Papa Francisco

Con el fallecimiento del Papa Benedicto XVI, hay quienes están presionando al Papa Francisco para que renuncie. Ya sabemos que este Papa puede que haya sido más criticado por los propios católicos que los que no lo son: que si es comunista, que si mete mucho la pata, que si no condena esto y lo otro…

San Juan de Ávila decía que «más se ayuda a la iglesia revisando la propia conciencia en lugar de la ajena». La iglesia no saldrá bien de la crisis actual con biblias y eslóganes.

Santa Catalina de Siena (Siena, 25 de marzo de 1347-Roma, 29 de abril de 1380), fue una laica dominica (terciaria) venerada como santa en la Iglesia católica.

Catalina de Siena corrigió al Papa de la época (Urbano VI), pero también le decía el dulce Cristo en la tierra. Y se definía a sí misma como «nada con pecado encima». Fue entonces el único nexo de diálogo entre todas las partes. Desde la cátedra de sus innumerables cartas exigió a unos y a otros la unidad por encima de todo. Su actividad no se detuvo ante el Papa.

Cuidado con los extremos. Cuando la fe se vuelve rígida se politiza.

Christian huerta

Los extremos son el cáncer de esto: la parte modernista, progresista, son tan abiertos terminan pisoteando la moral, la doctrina. Pero la parte más conservadora termina destrozando por rigidez, por esclerosis. Los dos son distantes pero se parecen en que no respetan el misterio por exceso y por exceso.

La Iglesia va mucho más allá del parámetro político

Aunque tiene que inferir en la cuestión política porque el Evangelio se encarna. El Papa Francisco dice que «quien pretende tenerlo todo claro, usurpa la omnipotencia de Dios».

¿Cuántas personas hay hoy día que son más creyentes en la política que en la Iglesia?

Como si los políticos fueran los que van a solucionar nuestros problemas, los que van a responder a nuestras preguntas más personales. Este es un problema muy grande. Además, queremos que el Papa, los obispos, se metan en todos los temas de la sociedad, que contesten, que se manifiesten, que sean activistas… y no. Las funciones de la Iglesia son otras o no son solo esas

Posibles posiciones de los católicos: El católico debe ser tradicional, no tradicionalista 

Nada hay más opuesto a la verdadera Tradición que el Tradicionalismo. La Tradición es la adaptación dinámica del hombre a su entorno físico, social y cultural, basada en la experiencia de los antepasados, pero también en la innovación. La Tradición por propia esencia es atemporal y dinámica.

El Tradicionalismo, en cambio, pretende regresar a una fecha concreta de la Tradición. No estudia el pasado, sino que lo reconstruye, moldeándolo, golpeándolo hasta hacerlo encajar en sus prejuicios de cómo debería haber sido, y no de cómo fue. 

Fermento en la masa

La vida cristiana debe ser esta: fermento en la masa.

Y es que, tenemos que ser fermento en la masa, algo muy pequeño hace algo muy grande. Nuestras carencias psicológicas y afectivas pueden terminar afectando nuestra vida de fe y cómo amamos a la Iglesia. Por complejos e inseguridades afectan a cómo tratamos a la Iglesia, las realidades católicas. Porque nos da miedo confrontar nuestras heridas. Vuelvo a San Juan de Ávila: «se ayuda a la iglesia revisando la propia conciencia en lugar de la ajena».

El Papa Francisco no quiere una Iglesia confundida

El Papa quiere una Iglesia adulta que aprenda a discernir, que no nos den las cosas mascadas. El discernimiento entre lo bueno y lo santo ¿He profundizado si verdaderamente la moción de mi interior en esa defensa es soberbia es arrogancia, megalomanía, narcisismo? Es en el discernimiento donde puedo ver que estoy luchando esta batalla, incluso desde mi propia miseria. 

Hay que hacer el esfuerzo de discernir

Es un pontificado que está abriendo los caminos al discernimiento, pero no lo queremos hacer porque cuesta, nos tenemos que poner a ello, parar y meditar, parar y rezar, parar y dejar de atacar/defender. Queremos que nos den todo hecho, ¿habéis pensado sobre esto? 

Esperamos que la Iglesia me de todas las respuestas para con mi vida y la de los demás. Que nos digan los pasos que tenemos que seguir. Por eso el Papa quiere una fe madura en la Iglesia, no niñerías, no flojera. 

¿Y por qué el Papa quiere esto?

Pues porque los retos que se nos vienen son muy complicados. Me temo que la forma en la que se ha actuado está un poco desterrada. Por ejemplo, hablad a una multitud de jóvenes, sobre que la pornografía, el sexo fuera del matrimonio y estas cosas son pecado, a ver cuántos empiezan a vivir la castidad. 

Ahora, proponedles a esos mismos jóvenes, relaciones de amistad, enseñarles el proyecto bellísimo que tiene Dios en la sexualidad para con ellos, la plenitud en el matrimonio… Habladles de las bondades. Cuando la conversión viene por la amenaza, por el miedo, la conversión termina cuando este miedo desaparece, porque está supeditado a ello. 

Foto de Naassom Azevedo en Unsplash

El Papa Francisco es el primero que pide constantemente oraciones por él. Y dice que vayamos avanzando, si en el camino nos equivocamos corregimos. Pero eso de quedarnos en lo “seguro” para no equivocarnos no lo contempla. Porque el Espíritu Santo nos empuja a una realidad de un mundo totalmente secularizado. Y en lugar de ser la madrastra que regaña, vamos a escuchar a ese mundo y caminar junto a él. 

Lo que no debemos hacer: Ejemplo Ciudad completamente Cristiana

En la urbe, de 30.000 habitantes, se prohibirán la venta de preservativos y la pornografía Las autoridades del estado aseguran que no aceptarán normas al margen de las leyes en vigor. «La vida es una batalla entre el bien y el mal, y yo no me voy a quedar en medio». La frase corresponde al multimillonario estadounidense Thomas Monaghan, fundador de la empresa Domino’s Pizza y, desde hace unos meses, artífice de la que puede convertirse en la primera ciudad sólo para cristianos, de Estados Unidos.

Pues resulta que esta ciudad o comunidad existe. Se llama Ave María.Es una ciudad universitaria planeada actualmente en desarrollo en el condado de Collier, cerca de Immokalee y Naples (Florida).

Oratorio Ave María con escultura de Anunciación visible en el fondo.

Es lo que hemos dicho antes de ser el fermento en la masa, si nos alejamos de la masa el fermento no sirve.

Os leo la Palabra de Dios:

No podemos perder el gusto como la sal que somos. Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,13-18)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo».

La Iglesia es imperfecta

George Bernanos lo decía con exacta ironía: «Voy a atreverme a decir más: yo amo con mayor intensidad a la Iglesia precisamente porque es imperfecta. No es que me gusten sus imperfecciones, es que pienso que sin ellas hace tiempo me habrían tenido que expulsar a mí de ella. A fin de cuentas, la Iglesia es mediocre porque está formada de gente como nosotros, como tú y como yo. Y esto es lo que, en definitiva, nos permite seguir dentro de ella».

Dice San Agustín: «Unidad en lo esencial, libertad en lo accidental y en todo caridad».

¿Estamos unidos en lo esencial? ¿Estamos dejando libertad en lo accidental? y sobre todo ¿estamos teniendo caridad?

No, no me voy de la Iglesia

Carlos Carreto, un discípulo de Carlos de Foucauld, tiene unas reflexiones sobre la Iglesia muy interesantes.

«Qué discutible eres, Iglesia, y sin embargo, cuánto te quiero. Cuánto me has hecho sufrir, y sin embargo, cuánto te debo. Quisiera verte destruida y, sin embargo, tengo necesidad de tu presencia. Me has escandalizado mucho y, sin embargo, me has hecho entender la santidad. Tienes el poder de darme la santidad y está formada toda ella, del primero al último, de pecadores. No, no me voy de esta Iglesia fundada sobre una piedra tan débil, Pedro, porque fundaría otra sobre una piedra más débil que soy yo. Lo que verdaderamente cuenta es la promesa de Cristo, el cemento que une las piedras, es decir, el Espíritu Santo. Y aquí está el misterio: en el fondo, soy yo esta masa de bien y de mal, de grandeza y de miseria, de santidad y pecado que define la Iglesia. Tiene la fe omnipotente e invencible de renovar el misterio eucarístico y está compuesta de hombres débiles que están perplejos y que se debaten cada día contra la tentación de perder la fe».

La corrección fraterna es una necesidad del cristiano

Es una de la expresiones más importantes de la caridad. El fundamento natural de la corrección fraterna es la necesidad que tiene toda persona de ser ayudada por los demás para alcanzar su fin, pues nadie se ve bien a sí mismo ni reconoce fácilmente sus faltas.

La corrección fraterna no brota de la irritación ante una ofensa recibida, ni de la soberbia o de la vanidad heridas ante las faltas ajenas. Sólo el amor puede ser el genuino motivo de la corrección al prójimo.

Como enseña San Agustín, «debemos, pues, corregir por amor; no con deseos de hacer daño, sino con la cariñosa intención de lograr su enmienda. Si así lo hacemos, cumpliremos muy bien el precepto: «si tu hermano pecare contra ti, repréndelo estando a solas con él». ¿Por qué lo corriges? ¿Porque te ha molestado ser ofendido por él? No lo quiera Dios. Si lo haces por amor propio, nada haces. Si es el amor lo que te mueve, obras excelentemente».

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